En el principio fue la fábula. No estoy hablando del comienzo de la narración oral y escrita, sino de la economía clásica. Esta empezó a formularse con Fabula de las abejas o los vicios privados, beneficios públicos. Escrita por el médico holandés Bernard Mandeville en forma de poema de cerca de 400 versos en 1705, con el título original de “Zumbido de colmenas, o bribones convertidos en hombres honrados”. Atacaba el convencionalismo que se apoyaba en las ideas de moralidad pública, porque los miembros de la colmena humana se compensaban recíprocamente con sus distintos y opuestos vicios y virtudes; el amor al lujo daba trabajo a millares de pobres y la colmena prosperaba. De aquí su tesis principal de que los virtuosos no puede arrojar a los viciosos. Los vicios crean riqueza, hacen PIB.
En parte es interesante la proposición ¿Cuánto PIB proviene del narcotráfico, del tráfico de mujeres, el crimen organizado? Quizá si utilizáremos estas realidades, el PIB dejara de ser tan mentiroso. En otro nivel, se puede decir que los accidentes de tráfico, heridos, muertos y otras contingencias producen riqueza. Entonces ¿por qué campañas de prevención de la DGT? El PIB está actuando tramposamente. Cuanto más contaminamos, más lo aumentamos. Pero no s una buena solución a largo plazo ¿no? Ahora es Moulier Boutang quien recurre a la misma alegoría para remediar el vacío que el supuesto fin del capitalismo dejaría, sistema que con la actual crisis múltiple se encuentra en estado de catalepsia, que no muerto. Lo bueno de esta crisis es que ha dejado desnudo al rey. La democracia está en cueros, y las premisas neoliberales en carne viva. Bien, de acuerdo, dicen muchos, pero luego ¿qué? A mi me parece que en la pregunta está la trampa.
Es muy común escuchar en estos momentos que sin propuestas no hay protesta, en clara alusión a los movimientos sociales de hoy; una cosa es que no las tengan – las tienen – y otra cosa distinta es que no se las tengan en cuenta, o que ciertos intelectuales se burlen de ellas (Fernando Savater). Hay que decir a este respecto que todas las transformaciones históricas se introducían de forma progresiva y experimental y que ya está bien de pedir como obligación lo que a otros se les relativiza.
Al decir de la hipótesis que en e La Abeja y el Economista se desarrolla, estamos en proceso de bascular de una economía de producción e intercambio a una economía de contribución, donde lo que se debe maximizar ya no es el beneficio, sino el objetivo social. Explicitado con el término de social business. Que el beneficio deje de ser el primer motor del funcionamiento de la empresa. Pongamos el caso de Danone. Los inversores no perderán su capital y la empresa funcionará, pero el objetivo a maximizar es la salud de los niños.
¿A partir de ahí empezaremos a salir del capitalismo, manteniendo un mecanismo que no excluye el mercado? Esta economía de contribución no dañaría la biosfera y la noosfera. ¿Es esta teoría otra tercera vía más? ¿Cuándo habla de capitalismo social no está refiriéndose a la socialdemocracia de los años gloriosos? Cuando se refiere al capitalismo cognitivo como novedad ¿no estamos ante una vieja postura con los matices adecuados a los nuevos tiempos de crisis ecológica? Ecología como portadora de la idea de ruptura radical donde el decrecimiento es propuesto como una realidad factible y radical en el sentido de ir a la raíz, puesto que preconiza una verdadera ruptura con el modelo productivista, donde el poder conquistado por las finanzas internacionales es de tal magnitud que recuerda al de la Iglesia en el siglo XII. Una finanzas para las que las riquezas no se forman unicamente en la empresa sino prioritariamente en la circulación de productos financieros, fondos de alto riesgo, fondos soberanos, y otros que compiten en la financiación de la deuda de los Estados para transformar estas en productos financieros, así hasta la eternidad. Si no lo evitamos.
La diferencia con otras épocas es que esta crisis es de la economía productiva, de la financiera, ecológica, energética, democrática y hasta de todo lo que se mueve debajo de la luna. Lo que hace que el suelo se tambalee bajo de nuestros pies, y permite vislumbrar una transformación sistémica. Libro importante La abeja y el Economista, sobre todo para desenmarañar las altas finanzas conociendo la genealogía del sistema capitalista desde sus inicios en la Génova del siglo XV. Todo con la claridad expositiva que merece este gatuperio.
La abeja y el economista
Yann Moulier Boutang
Traficantes de sueños
254 páginas