Ha muerto Evángelos Odysséas. Fue el 17 de mayo. Llevaba tres semanas sin recoger en la croissanterie de la esquina de la rue du Jasmin el pan como en cada ferrosa mañana. Con sus manos potentes y agrietadas de minerales añados. Evángelos, con el pan bajo el brazo hueco abarcaba en pasos entrecortados tecleando los adoquines nocturnos de lluvia caída. El caudaloso ruido del recién día ofrecía fugas y adagios. Y Evángelos los conocía de memoria. Porque una vez salieron de él. Sí, Evángelos era compositor. De melodías que han dado la vuelta al mundo. O mejor y en concreto: a generaciones como la mía. Y sin que conociéramos su nombre, sus temas están asociados a la penumbra de la condición humana y a una redención posible. Verán, déjenme explicarles mi primera experiencia. Una joven profesora de religión, allá por el febrero de 1989, nos puso un film que ya tenía una vida corta, seis años, pero cuya sustancia moral iba a perdurar hasta este preciso instante. Un tema de Evángelos incluido en aquel prodigio cinematográfico que era Missing, hoy sobrecoge como antaño. Tal como lo escuché hace 32 largos años. La música nos orienta porque, como la literatura, también es moral en la alta copa de su tronco.
La película Missing, dirigida por Costa-Gavras, basa su argumento en el libro de Thomas Hauser, Desaparecido, escrito en 1978. Es el relato adusto y pedregoso de un joven periodista liberal norteamericano, Charles Horman, y su esposa, Beth, en los inicios del cruento golpe de estado liderado por Augusto Pinochet en el Chile de 1973. Charles y Beth tienen la mala suerte, y el tiempo escaso para proteger tal testimonio, de encontrarse con pruebas factibles y simbólicas de la presencia de altos cargos de estado y militares de su país en el golpe de estado que ha derribado a Salvador Allende. Horman se convierte en uno más de los 3.227 desaparecidos en Chile en 1973. En el film, su padre trata de recobrar a su hijo con vida, esperanzado por el rutilante y meloso embajador norteamericano en Santiago, que le asegura que los subversivos chilenos pueden estar involucrados en su desaparición. Charles Horman murió acribillado en el estadio nacional de Santiago de Chile, lugar donde cientos de chilenos perdieron la vida tras ser detenidos por los militares. El adagio de Evángelos Odysséas hace de coda en el film. Yo no fui la misma después. Me ocurrió que las preguntas escapaban de mis boca cerrada para acabar también siendo cadáveres volteados al rio.
¿Porqué entre las notas del equilibrio formal, se cuelan diacronías bárbaras? Creo que para que se dejen ver los cadáveres de un modo oblicuo evitando así la ofenda pudorosa. Cuando no se consigue, surge el escándalo.
Por qué te referís, me interrogan, al pasado. Sós una manipuladora de tiempos: hinchás la palomita hasta que quede hueca, y la nombrás vestigio de realidad. El tiempo es un cartílago dañado:
Como pétalos de tiempo
La esperanza de encontrarte
Con vida decae
Hasta hacerse grito de nudillos;
Un graznido de lluvia
Colapsa, besándome, la ventana desde
La que mirás cada mañana.
Veo las manos hundidas y quebrosas de Evángelos Odysséas tecleando interrogaciones: dónde, dónde y dónde está la dignidad del hombre cautivo, del que alza solo la voz frente a la violencia del hombre; dónde los desaparecidos en todos los lugares del mundo frente a la violencia de los estados; dónde los cadáveres bajo las lápidas clandestinas de las vanguardias tenebrosas y abyectas.
Para mis adentros, escuchar a Evángelos Odysséas me privó de escapatorias. Cada relato, cada atisbo de injusticia suponía entonces una causa. Ahora no es así. Cada nota era un aserto, un habeas corpus en algún lugar del mundo. Yo diría que a esta hora también. Quizá por eso tantos y tantos gobiernos suprimen el habeas corpus. Tejer el recuerdo es, como dice un personaje de Milan Kundera, vencer al poder. Evángelos Odysséas que viajas con la torpeza de Ulises, con tu cuerpo inmenso, a la croissanterie de la esquina de la Rue du Jasmin con la Place du Le Spoir. Al contrario de una partida de ajedrez, lo importante, ahora que Evángelos sigue en cada tema, lo importante, lo trascendente es lo que queda fuera del tablero. Seguro que vos sentís lo mismo. Y esto, en lugar de un funeral, es una celebración: todito lo que compuso Evángelos ya vivirá para siempre, como si nosotros también.