
Quienes crean conocer bien el legado artístico y el compromiso político de John Lennon y Yoko Ono, saldrán de ver en cines el documental John & Yoko: One To One descubriendo muchas cosas más. Vertebrado en torno a los conciertos benéficos que dio en agosto de 1972 en Nueva York, el soberbio documental desgrana múltiples historias que ayudan a comprender el compromiso político de John y Yoko recién instalados en el Village neoyorquino. De una parte, el magma artístico del que se imbuyeron, y de otra un camino que ambos recorren a veces en paralelo, a veces dialéctico, entre el compromiso político y el crecimiento personal liberándose de su propios yos mitómanos y autocomplacientes. Por si no bastara, los directores Kevin Macdonald y Sam Rice-Edwards introducen con material fonográfico de John y Yoko, otro abanico de historias, la de los propios yos carentes de John y Yoko, la búsqueda de una paternidad en armonía tras la convulsa experiencia de la primera hija de Yoko de un matrimonio anterior.
Por supuesto, el documental repasa el contexto político en el que John y Yoko deciden intervenir: una sociedad norteamericana desigual, polarizada y pusilánime ante la crueldad de la guerra en Vietnam, una juventud apática, y un presidente, absolutista y taimado, que ordena la deportación de Lennon y Ono.
La oposición yippie – un colectivo de inspiración anarco-surrealista -, representada por un Jerry Rubin, víctima muy poco después de su propio personaje con quien contacta Lennon para la movilización política, también se pone a examen en el documental. La música – la rescatada grabación del concierto y su impresionante remasterización gráfica y sonora – es el vehículo para cambiar las cosas. La campaña de Lennon y Ono en favor de la liberación de John Sinclair, sentenciado a 10 años de prisión por fumar marihuana, consigue su fin. El compromiso no es retórico, sino que a la vez que busca objetivos concretos – el propio concierto benéfico es un ejemplo asombrosamente humano – pretende aspirar a un cambio más general, Power to the people. Coincide su proyección en un momento en Estados Unidos de una escalada autoritaria que, con destellos pasados, solivianta el clima en campus universitarios, guetos urbanos y colectivos de inmigrantes encarcelados – impacta la crónica de la matanza de 45 presos en la cárcel de Aticca en septiembre de 1971 – . La diferencia entre la actitud de artistas e intelectuales de hoy y la de los protagonistas del documental salta también como reflexión latente.
El documental John & Yoko: One To One, como ningún otro documento audiovisual, perfila el rescatado papel e influencia artística y ética de Yoko Ono en John Lennon. Este es otro de sus méritos. Desentraña a dos artistas, amantes como querían ser recordados, que trataron de no permanecer cínicos ante el dolor y sufrimiento de su realidad, y que su arte tampoco permaneciera ajena a esa necesidad del Eros frente al Tánatos. Como documento realizado por la industria cultural de masas, se enclava en un material cultural que Umberto Eco denominaría de verdadera cultura por su compromiso estético y moral.
JOHN & YOKO: ONE TO ONE. Kevin Macdonald y Sam Rice-Edwards. Mercury studios, 2024. 100 minutos.