Hasta hace poco más de diez años, Corea del Norte apenas aparecía en los telediarios y periódicos del mundo. Ha desarrollado, pues, con cierta tranquilidad su arsenal nuclear. Según informes de la Dirección Nacional de Inteligencia norteamericana, la DNI, Corea del Norte habría realizado desde 2006 cinco ensayos nucleares y 24 lanzamientos de misiles balísticos. El director del DNI norteamericano, Daniel Coats emitió un informe el 17 de abril de este año que cayó en el Congreso como un misil: para finales de 2017, Corea del Norte experimentará un misil capaz de llegar a suelo norteamericano.
Según releva el semanario francés Le Canard Enchainé, los ingenieros nucleares de Corea del Norte han contado con la ayuda de técnicos pakistaníes. La inteligencia militar francesa, citada por el semanario, estima que esta colaboración ha permitido la obtención de maquinaria numérica de alta precisión, robots perfeccionados. Todos ellos procedentes de China, Japón y puntualmente Suiza. Permitirían fabricar “misiles y centrifugadoras”. Todo ello bajo un embargo en vigor decretado por la ONU desde 2006. El business convierte en amigos a los enemigos. Pero este menú agridulce oriental tiene un plato extra. Corea amenaza con lanzar misiles contra Japón en caso de una intervención norteamericana. La amenaza de una posible caída desde el cielo de un misil norcoreano reemplaza en estados Unidos el caos del Huracán Irma. Las Trumpetas del apocalipsis pueden sonar desafinadas en Washington, pero estruendosas en las paredes de la Casa Blanca.