En España hay un virus que lleva lastrando las constantes vitales de la sociedad bastante antes que el covid 19. La desmemoria del poder, o la de sus más altos servidores, ha sumido a la sociedad española en un estado de malsano cinismo bacteriano. Esta nación lastra quizá por naturaleza retorcida y cultural desde su nacimiento en el siglo XV, el encontronazo resuelto por la paz del hierro y las hogueras entre el pueblo y un poder constituido con su propia razón de ser para siempre.
El expresidente Felipe González sabe como nadie lo que es la razón de Estado. Por eso ha firmado una carta dirigida a una jueza argentina que investiga crímenes del pasado cometidos en España antes de que él fuera presidente del gobierno. Como estadista que aspiró a ser y fue y será, algo en lo que subliman con armonía derechas e izquierdas en España, Felipe González sale en defensa del ministro de interior entre 1976 y 1978, Rodolfo Martín villa.
Víctimas y familiares de 12 muertos y cientos de heridos por acciones de las fuerzas de seguridad al mando final de Martín Villa hubieron de buscar en la lejana jurisdicción argentina una denuncia por crímenes de lesa humanidad que los tribunales españoles se negaron a tramitar. Tras años de trámite, el 3 de septiembre, Rodolfo Martín Villa acudió a la embajada argentina en Madrid a prestar declaración por videoconferencia.
La carta de Felipe González y otros destacados sindicalistas, ex ministros e intelectuales en favor de Rodolfo Martín Villa es un jardín laberíntico. Sus intrincados argumentos son lánguidas raíces sobre las que crece hasta hacerse grandiosa como una secuoya la moral del orden “sin miedo ni ira” de la transición española. Se trata de la simple fórmula del perdón a través del olvido.
Y todo ello en medio de una operación del gobierno en cuyo seno está el partido de Felipe González para habilitar una ley que anule las sentencias a muerte y no muerte del franquismo y rehabilite la memoria a sus víctimas. El otro socio en el gobierno de España verbalizaba solo hace cuatro años una impugnación vociferante del pacto de la transición en España.
España vive una pandemia entre sus hechos irrefutables y concretos y la torticera justificación de los mismos, aunque estos constituyan un delito. Uno de los firmantes de la carta es el ex presidente José Luís Rodríguez Zapatero. Consiguió ser presidente después de que el gobierno de José María Aznar quisiera malvencer al país enmascarando a los verdaderos criminales de los atentados del 11 de marzo de 2011 en Madrid.