El deseo de informar y la necesidad de estar comunicado es el principal motivo que ha permitido la evolución del periodismo. En el periodismo, informar ha de ser la función principal. En la actualidad cada vez cuesta más diferenciar la información de la opinión. Es posible que estos datos deriven al siguiente caso. Si seguimos al Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del mes de febrero, observamos que los periodistas son los profesionales peor valorados por los españoles. ¿Cómo puede ser esto si son los periodistas son el altavoz del pueblo? ¿Qué están haciendo mal? ¿Es que acaso se han desviado de su principal función y se han derivado a otras?
El distinguido periodista Ryszard Kapuściński afirmó que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias.
¿Son los periodistas actuales buenas personas? ¿Se guían por el interés general o siguen la dirección que les ordena el poder?
Es el Caso Watergate el ejemplo por antonomasia que ponen los profesores y cualquier profesional de la comunicación como referente del periodismo. Pero, ¿dónde quedo todo ello? ¿Qué referentes hay en la actualidad? ¿Se desmantela al poder independientemente de quien maneje la batuta?
Es indiscutible que algunos medios tradicionales han labrado un trabajo encomiable en materia periodística y de investigación. Pero tras la llegada de internet el flujo de información es descomunal. Esto lleva a los medios tradicionales (prensa en su mayoría) a reinventarse. Por ejemplo, el consejero delegado del grupo PRISA y presidente de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián expuso lo siguiente. “Los diarios ya no vertebran la opinión pública”. Un ejemplo: “Si el Rey ha pedido perdón, no ha sido por los medios sino por lo que se reflejaba de él en las redes sociales”. Quizá haya que reinventar los diarios y hacer lo imposible porque vuelvan a vertebrar la opinión pública. ¿Por qué no calan los diarios como antes? Veamos algunos ejemplos.
A finales de 2011, cuando el paro estaba rozando los cinco millones de personas y gobernaba el Partido Socialista, el diario La Razón publicó una portada con esa cifra a toda página (portada izquierda). Más tarde, concretamente el 26 de Abril de este mismo año la cifra de parados alcanzaba a los 6,2 millones. El mismo diario publicaba la noticia en una esquina en la portada. ¿Es fruto de la casualidad? ¿Los valores noticia pueden cambiar en función del gobierno?
Sigamos con otro ejemplo. Vamos con el periódico de la transición, con El País. Intentando obtener una de las cualidades de internet como es la instantaneidad y la rapidez, dicho diario no se lo pensó dos veces al publicar una foto.
Unos días después el periódico exponía en la red: «EL PAÍS cometió el pasado jueves uno de los mayores errores de su historia. Ese día, el periódico difundió una fotografía falsa aportada por la agencia Gtres Online en la que supuestamente aparecía intubado el presidente venezolano, Hugo Chávez. Pese a las dudas que les surgieron sobre las circunstancias que rodeaban esa imagen, los responsables del diario decidieron difundirla…»
El buque insignia del grupo Prisa no pasa por sus mejores momentos. Cebrián que se embolsó más de 8 millones de euros en el año 2011 permaneció inmóvil al ERE que afectaba a más de 120 trabajadores. Como pudimos leer en la Revista Mongolia, con el salario que se destina a pagar a Cebrián se podría casi doblar su redacción y contratar a 341 redactores respetando el convenio.
Con todo ello, la brecha se ha hecho más grande. Los nuevos medios posibilitan herramientas y utilidades que los antiguos no. Plataformas donde la sociedad también puede dar su opinión. Hay miles de personas que con una cámara en mano o simplemente abriendo un blog pueden dar tanta información (e incluso más objetiva) como una gran cadena. Éste es el ejemplo de Juan Ramón Robles González, freelance y videoblogger. En su canal de YouTube puedes informarte de la actualidad en Madrid (normalmente noticias relacionadas con las manifestaciones en la capital).
Nuevos medios (tanto en papel como en la red) han dado respuesta y salida a un periodismo que sí está muerto. A diferencia que lo expuesto por Cebrián, no creo que sea el medio (físico) lo que realmente defina. Vuelvo a citar a la Revista Mongolia que apostó por el papel no hace mucho y no les ha ido nada mal. Con pocos números en venta se ha llevado varios premios y hasta ha sido citada por el mismísimo Financial Times.
No sólo es el caso de la citada revista, otros proyectos han ido apareciendo tras el vacío de los tradicionales. Como eldiario, La Marea, Infolibre o Periodismo Humano dan respuesta a la crisis del anticuado periodismo. Son medios mucho más pequeños que El País, La Razón o por supuesto que las televisiones, pero son más cercanos. Reflejan la realidad más próxima al ciudadano y desligándose del poder.
Con las nuevas posibilidades que te ofrece internet se puede hacer periodismo sin pertenecer a un gran medio. Se trata de contar historias. Como el citado videoblogger, tú también puedes participar. Plataformas, webs y blogs como éste te animan a participar, que la pluralidad de ideas y opiniones circulen por la red.
No considero a la ciudadanía como la competencia ó el sustituto del periodista. No creo en el destierro de los periodistas, al igual que no veo un mundo sin periodismo. Creo que sin periodismo no hay democracia. Pero éste ha de renovarse y escuchar a la ciudadanía y volver a ser el altavoz de los «sin voz».
Tal y como conocíamos el periodismo no creo que perdure. Es hora de renovar. Alejarse de los poderes y de las élites. Preguntarse por nuevas cuestiones como contratar una publicidad «no perjudicial» como es el caso de los anuncios de Bankia (que rápidamente lleva al lector a las preferentes, por ejemplo). Incluir en las agendas lo que preocupa a la población, investigar y denunciar a los culpables independientemente sea quien sea..
Esta labor está en la mano de los jóvenes que son los que ven cómo esta el periodismo en la actualidad. Saben a la perfección las carencias de este oficio y cuentan con las herramientas suficientes como para renovarlo. Prueba de ello son los medios que he citado antes. Los estudiantes de periodismo observan cómo los dinosaurios informativos están cayendo, y cuáles son los errores cometidos por ellos para no repetirlos.
Devolver el prestigio que se merece esta profesión y que forme parte de la solución y no del problema. En definitiva, que el cuarto poder esté de la mano del pueblo.