La revista Bicicleta, señero proyecto de información libertario entre 1977 y 1982, vuelve. Un monográfico, editado por la Fundación Salvador Seguí, con sus mejores artículos y reportajes conmemora su cuarenta aniversario. Este monográfico antológico lleva por título el de un especial de la revista: ¿Quién manda aquí? y el lema que lo acompaña es un dardo sinóptico de lo que ha acontecido en España desde el último número de Bicicleta en 1982: «40 años después la vida sigue igual».
El nacimiento de Bicicleta era el resplandor de un momento histórico como todos los momentos, aunque más suponía, sin que lo intuyesen sus protagonistas, el comienzo de un declive. En pleno comienzo de la transición española, lo libertario venía con cabellos ya peinados del exhuberante 68 francés; lo anarquista, representado por el exiliado sindicato CNT regresaba como un elefante grandioso que era hacía 40 años antes a una España que no conocía ni reconocía. De mientras, las izquierdas más o menos ortodoxas también atravesaban su viaje a Damasco que sería en realidad más una travesía por el desierto de la integración democrática que se acordaba en Mesas, Convergencias, Juntas y Pactos. Darían alumbramiento a una anacrónica monarquía parlamentaria.
En el heterogéneo mundo libertario se reivindicaba una verdadera libertad sindical, el final de la influencia de la Iglesia en las prácticas sociales, la emancipación de los sexos, la consideración de «sociales» de los presos denominados por el régimen como «comunes», las experiencias autoorganizadoras en fábricas o de vida comunitaria, y un incipiente cuestionamiento del trabajo y el progreso tan férreamenter defendido desde el marxismo y el anarquismo hasta entonces . De mientras el sindicato CNT vivía un encontronazo con la realidad sociológica de los trabajadores españoles. El dilema de adapatarse a un sistema abierto de representación sindical empresa a empresaa través del nuevpo sistema de elecciones y delegados, catalizó una crisis en el seno de la CNT que acabaría por convertirla en marginal – al margen de dilemas como si aquella debiera ser la casa una, grande y libre de todos los hijos anarquistas de las tierras ibéricas -.
De mientras, desde los aledaños de un sector con ánimo de renovación en el seno de esa convulsa CNT, un amplio colectivo de jóvenes universitarios, sindicalistas, periodistas, diseñadores, fotógrafos decidieron poner en marcha un espacio de comunicación que ayudara a nutrir y difundir ese espíritu heterodoxo. así fue como Emmamuel Lizcano, Andrés de Miguel, Jorge Pleite, Maolo Saco, Guillermo Armengol, Luci Cuevas y Chema Elizalde, entre otros constituyeron el colectivo editor de Bicicleta. Se sumarían después Mercedes arancibia, Antonio Albiñana, Pep Martínez, Josep María Gorris, Eloy Casanovas , Javier Lerma.
Se sumaba Bicicleta a las publicaciones Ajoblanco y El Viejo Topo que la precedieron como las revista en los márgenes de lo político.
Los 47 artículos recogidos en este número especial de Bicicleta muestran todas esas tensiones, a la par que dibujan los derroteros que iría tomando el nuevo régimen de partidos que acabarían gestionando desde sus cúpulas la novísima democracia española. El pensamiento al margen de Bicicleta iría exponiendo en sus páginas las graves crisis que iría dejando el régimen progresista esbozado en los Pactos de La Moncloa en noviembre de 1977: ecológica, urbana, educativa, social y humanista.
Algunos de los materiales ahora incluídos no han superado su tiempo. Otros muestran un rigor poco trabajado quizá incluso para su época y evidencian que algunos debates no estaban exentos de un populismo que se le achacaba en exclusiva a la izquierda tranquilizante. Pero abundan los textos interesantes para comprender en perspectiva por qué era inevitable la crisis orgánica de la CNT. Los debates de sus congresos contenían una sorprendente dosis de posibilismo debilitante, enrocamiento político y beatismo de sacristía revolucionaria.
Especialmente interesante es el texto de Rafael Poch que prologa este número de Bicicleta. Poch sostiene que Franco hizo incluso a los jóvenes antiautoritarios de izquierda hijos políticos suyos. En la izquierda, y en la antiautoritaria no menos, hubo «una impronta franquistoide en su mentalidad y modus operandi. Franco puso «muchas cosas en esa maleta que áun arrastramos y son notorias. No solo el Valle de los Caídos, los fachas, el PP, sino cosas más fundamentales que nos atraviesan transversalmente: la estructura caudillista y clientelar de las organizaciones políticas, esa mentalidad mediocre y envidiosa que asoma por doquier en España alrededor del poder y el liderazgo, la capacdidad de vconvertir nimias diferencias en ofensas personales y peleas a vida o muerte, los pequeños «Madrides» que hemos recreado en las autonomías, con su eficacia administrativa, su 3%, su «movimiento nacional», su nepotismo y muchas cosas mas«.
Bicicleta fue la revista que Cuadernos de Ruedo Ibérico se negó a convertirse en España. Es y no es verdad que cuarenta años después la vida sigue igual. Pero los leiv motivs en los que se estrecha y embalsa la vida administrada. El número antológico de Bicicleta nos permite ver cómo miraba el mundo y con qué arsenales imaginativos aquel colectivo de heterodoxos, y contrastarlos con los actuales en una sociedad más exhaustamente progresada. Y esta aportación es tremendamente valiosa en aras de conseguir superar la epidemia bacteriana de la superficialidad y el populismo de las ideas contemporáneos.