Ruin Galardón lleva un camisón negro, y a la luz tenue, casi gótica, de la vela que sujeta, ofrece el aspecto de un Prior jesuita. Galardo I, se imagina, mientras posa ante el espejo de la sala de crisis, donde las noches de tormenta como esta, Ruin Galardón corre a refugiarse. Alza la mano saludando desde el balcón de la plaza San Pedro y figura con la mano apoyarse en el báculo. Ego que te Ego te absolvo repite al auditorio de butacas y sillones interpérritos que hacen de peregrinos llegados de los más abyectos confines. Esta tormenta que cae sobre nuestros, oh queridísima civilización, nos ha de dar la bondad y evitar caer en la dubitación. Como ministro de Dios que soy, os doy mi corazón y el vuestro reclamo, que para eso soy el Papa Galardo.
(Entra un ujier con polainas rojigualdas portando una pancarta que dice Libertad)
Ruin Galardón: Pero qué es eso que porta en la mano? ¡ atrás !
Ujier: Señor ministro, tuve que agitarla para poder entrar en palacio. Tal es el rodeo al que nos sometemos.
Ruin Galardón: ¿Son las huestes de Esperpetanza, de Azbuznar, los gurtelianos, los de Brotella, los Barcelianos?
Ujier: No, señor. Son el resto de huestes.
Ruin Galardón: Menos mal! El día de mi santo, que coincide con el de mi coronación como rey de España, tuve una pesadilla que como una pescadilla me comía la vidilla: se juntaban todas las huestes de la queridísima nación española a las puertas de esta la gran Zarzuela.
(entran los miembros del Estado Mayor cogidos de la mano vestidos de comunión y portando en la mano cada uno un cigarro liado de aspecto sospechoso y con un aroma punzante que embriaga ligeramente a Galardón)
Ujier: Majestad Galardón, el Estado Mayor.
Ruin Galardón: por fín alguien con el uniforme debido. Pero ¿que es ese olor que en mis fosas nasales se instala y el alma inhala?
Almirante General: Majestad, tuvimos inhalar para poder romper el cerco a la Zarzuela. Traemos malas noticias. La Federación de la Pulcritud Carnal, ha pedido su cabeza y sus miles de miembros se hallan entre los acampados a las puertas de La Zarzuela. Consideran que su campaña en favor de los no natos es, por ley, una incitación al acto carnal, el coito y la inseminación artificial.
Ruín Galardón: Oh Dios mio!!!! decenas de años entregado doce horas al día durante 365 días al año al objetivo de ascender, ocupar, escalar para ser ahora ser acusado de instigar el coitus ininterrumpidus !! lo de exonerar por ley a los corruptos, banqueros quebrantabancos, y falsificadores de fortunas, pase; también a los testaferros que utilizan los partidos para hurtar dinero público; pero esto no ! Señores, afrontamos una crisis que puede derivar en un caos nacional sin precedentes. Y créanme, no voy a pasar por un Carlos III o un Alfonso XIII. Mi reinado se fundamenta en las decisiones. Antes que monarca fuí alcalde y antes que alcalde, monaguillo. La crisis es no tomar decisiones. Recuerden a George Obús II: tomó una decisión, unos dirán que monstrousa, otros que aberrante, pero a ojos de la ojiplática opinión pública fue una decisión y decidir ya significa algo. Eso es lo que espera
Almirante General Segundo: Majestad, la Federación de la Pulcritud Carnal sugiere que usted incita la promiscuidad creadora
Ruín Galardón: Señores, saben de mi paciencia moral hacia mis adversarios. Todos cuantos ataques hacia mí se realizaron, tuve a bien no tenerlos en cuenta como algo personal, y por eso utilicé habil y subrepticiamente mis cargos públicos para devolver el golpe con todo el peso pantagruélico del poder. Pero este es un ataque no sólo a la nación y al gobierno, que están bajo mi responsabilidad, sino al Estado mismo que soy yo en cuanto Rey, monarca y Jefe de Estado. Comprenderán la extrema gravedad de la situación. Luis XIV las comprendió y pienso al respecto estar a su altura pero sin utilizar esos tacones tan a lo Paco Clavel.
Almirante General Primero (dando una calada): Piensan que su defensa de los nonatos conlleva, además, la defensa de derechos de toda clase
Ruín Galardón: ¿Ven lo que les digo? Tergiversan como lo haría yo mismo mis palabras. Cómo voy a estar persiguiendo los derechos de los no natos !. Estamos cargándonos sus derechos con un esfuerzo sin precedentes en la historia de este país. Lejos de reconocer esta labor titánica, se dedican a vilipendiarme con las más inmundas de las calumnias. Señores, es hora de pasar a la acción. Todo mi reino por un plan de acción.
Almirante General Segundo (dando una calada): Están ahí afuera los enemigos. El 15M, el M15, los peludos, los calvos, las madres protestonas, los agricultores, los pescadores, los predicadores, ahora también los de la Federación de la Pulcritud Carnal. Apliquemos la ley, que para eso, Majestad, hizo su eminencia una reforma judicial que para sí quisiera Gengis Kahn. Gaseémosles. Por aire, tierra y mar. Podemos utilizar los submarinos que no flotan por exceso de peso, pero que como no necesitamos en este caso flotamiento, servirian perfectamente.
Ruin Galardón: Aplicar la ley. Me gusta esa idea. Submarinos. Me gusta esa idea. ¿Se acuerdan del disco Yellow Submarine de los Beatles? Me gustaba mucho de joven y se lo cantaba a mi hijo cuando era un no nato. Podemos idear un gas amarillo lanzado desde esos submarinos que tenemos con sobrepeso. El videoclip pudiera servir para la candidatura de los juegos de Madrid 2020: un lema así como España a todo gas, ven y lo verás.
Almirante General Primero (exhalando una bocanada): genial, Majestad. Pero habrá que considerar que esos miles de harapientos protestadores, incluída la Federación de la Pulcritud Carnal, no se dejarán gasear y tratarán de urdir todas las tretas antidemocráticas a su alcance para burlar su destino
Ruin Galardón: Almirante, déjeme decirle que mi meteórica carrera antes política y ahora dinástica me ha permitido agudizar mi sentido para ponerme en la mente de los otros: sólo así he llegado a ponerme esta real corona sobre mi cabeza. Mi caracter cristianísimo me inclina a saber ponerme en la piel del prójimo, especialmente si se trata de un enemigo: ¿qué mejor lugar que su piel para poder urdir las estrategias más eficaces? ¿Qué les parece si hacemos un decreto obligando a los manifestantes o concentrados a no poder moverse ni un centímetro cuando son gaseados, disparados, ametrallados, triturados o quemados?
Almirante General Segundo: Utilizarían la ley en su favor si les lanzáramos una bomba nuclear y huirían cobardemente.
Ruin Galardón: Se me escapaba esa posibilidad.
Almirante General Primero: podríamos solventarlo dando una pincelada más garantista a la ley: todo subversivo, protestante, protestador, congregado y criticador tiene el derecho y el deber de facilitar su gaseamiento o eliminación sin discriminación por su edad, sexo, o religión.
Ruin Galardón: los gaseados tendrán derecho a recurrir al contencioso administrativo previo pago de las debidas y actualizadas tasas judiciales, según lo dispuesto en la ley aprobada por su entonces ministro de justicia hoy rey del reino de Epaña bla bla bla etc.
Almirante General Primero y Segundo (exhalando juntos la última calada): Es usted un angel, Majestad, un angel. Hagamos de La Zarzuela una comuna del amor.
Ruin Galardón: Caballeros, caballeros. Comprendo su admiración, pero no olviden que estamos en la tierra y de momento, terrenal es nuestra labor. Bésenme la mano, y aunque vestido con este camisón, les doy mi absolución.