El capitán Álvaro Rafael Saravia vive en el infierno. Es imposible encontrar más pobreza y salvajismo. Entre la espesura de los pinos a siglos de la humanidad, en una herrumbrosa choza de bahareque de cuya ventana sin vidrio cuelgan tres prendas. Es toda la vestimenta de El Gringo, como aquí le conocen. En su interior,