Se ha estrenado hace escasas semanas en España el film Un Día Más Con Vida, basado en la crónica que escribiera Richard Kapuscinsky en los postreros días de la indpendencia de Angola en 1975. Dirigida por Raúl De la Fuente y Damian Nenow, el film cabalga entre la animación y el documental. A pesar de ser un reportero de culto, y quizá por ello menos leído que laureado, el film de De La Fuente y Nemow acercan al Kapuscinsky reportero enfrentado al terror y la crudeza de una guerra que puede acabar con un pueblo acorralado y con su propia vida. Por otro lado, Kapuscinski queda enfrentado a su compromiso con quienes no son solo las fuentes que utliza para sus despachos, son las personas con las que se identifica. No hay cabida para mantener una postura cínica.
La guerra de independencia en Angola que cubrió Kapuscinsky durante sus peores semanas, solo sería el anticipo de una cruentísima guerra que se prolongaría durante 20 años. Angola, depauperada colonia portuguesa sumida en la exclavitud y la absoluta pobreza, se desmorona tras el avance de la guerrilla de liberación en 1975. El ejército portugués abandona el país. Algunos de sus capitanes se han pasado tiempo antes a la guerrilla viendo las condiciones de vida de los angoleños. Los mercenarios paramilitares han conseguido frenar el desembarco de la guerrilla en Luamba, la capital. Y el ejército de la segregacionista Sudáfrica cerca el país para evitar la independencia.
Luamba es un desierto de enormes contenedores vacíos y fantasmagóricos diseminados en los alrededores del puerto. Desde hace semanas no hay bomberos en la capital angoleña. Ni médicos, ni funcionarios. El hotel absorto en un sopor donde se aloja Kapuscinski es el reflejo de la confuçao que reina. Sin agua, sin aire. Los últimos colonos portugueses desean escapar con sus posesiones en el último barco, en el último avión. Antes de que entre la despiadada milicia mercenaria de la UNITA. O antes de que lo haga la guerrilla con la que contacta Kapunscinski. Un día más con vida, es el único titular que el reportero polaco, entonces con 53 años, puede enviar a su agencia. Ese y la letanía de día tras día la única noticia es que no hay noticias en Luamba. Así que se propone romper el dobre cerco. Buscar la noticia en el frente y encontrar a las personas que pretenden liberar Angola de siglos de opresión.
El film destaca la introspección moral del reportero y su compromiso, alejándose sin ser desleal con la breve y monumental crónica que en España editara Anagrama. Muchas de las personas con las que convivió el reportero murieron en el frente. Y esas muertes singulares, de carne y hueso, el luctuoso y criminal fin de sus sueños de vivir como seres humanos, es a lo que quiere acercarse el periodista, huyendo de los datos fríos del historiador.
El film de Raúl De la Fuente y Damian Nenow tiene el mérito de trascender a Kapuscinski y reflexionar acerca del ansia de libertad y sus posibilidades, y, en palabras de uno de sus protagonistas, del sueño roto del socialismo que no se llevó nunca a cabo para ganar una guerra sempiterna de la que Angola era una pieza importante en la guerra fría en Africa. El film recupera el papel fundamental que tuvo Cuba para apoyar a la cercada guerrilla de liberación. La mayoría de la población cubana era y es descendiente de esclavos angoleños.
Un dia más con vida está teniendo una irregular distribución en salas comerciales. En la edición de 2018 del Festival de cine de San Sebastián obtuvo el premio del público. Es, con todo, un soplo de dignidad. La dignidad del testigo comprometido que da fe a su vez del compromiso de personas en su tiempo y lugar. La información ha conseguido desligar al cronista, a las personas de carne y hueso que hacen la historia y los hechos. Hubo una época, como en la nuestra aunque no lo sepamos ni siquiera en tiempo real hoy, en que personas morían por causas tan elementales como la más mínima dignidad. Y hubo alguien para contarlo al precio de su vida, mientras era testigo de la muerte de los otros.