Para los lectores que no tenemos e-book, hacer la maleta de viaje rumbo a las vacaciones veraniegas es muy diferente que para los que si lo tienen. En principio es una cuestión de carga. Nuestra maleta acumula más lastre.
En un libro electrónico caben un montón de obras y la valija sigue pesando lo mismo. Por eso la elección de lecturas es delicada para los que no leemos en formato digital. ¿Qué llevar?. En cuanto al primer libro no tuve dudas. Ya que me iba a la Galicia profunda me llevé «Los días en la noche» de Cunqueiro. La verdad que pesaba lo suyo pero no me defraudó. Cunqueiro es un gran fabulador incluso de las cosas pequeñas y cotidianas y a mí, que soy una cuentista me encanta.
En segundo lugar elegí algo más pequeño. Un librito titulado «El viaje más largo» de Mario Guillermo Huacuja, sobre el viaje de Magallanes según un escrito de un marinero que le acompañaba llamado Pigaffeta. De lectura rápida y ágil, te encuentras desde el comienzo metida en pleno siglo XVI, y las visicitudes de todos aquellos marineros terminan un poco involucrándote y haciéndote sentir la dureza de la expedición.
Pero el plato fuerte ha sido para mí el libro de Caparrós titulado «El interior». También pesaba lo suyo. Desde el principio supe que tenía algo de biblia, no solo por sus cubiertas duras, básicamente de color negro, sino también por sus páginas de papel muy fino y sus cantos dorados. Y creo que no sería una mala definición para este libro: La biblia Argentina. La lectura es mucho más sólida y deja más poso si se lee en orden y de tirón, pero como los libros religiosos también se puede abrir al azar y leerlo por capítulos sueltos. Todos ellos tienen sentido por si solos. En el libro Caparrós relata el viaje que efectuó por el interior de este enorme país durante los años 2004-2005. Treinta mil kilómetros por esas carreteras solo acompañado por Erre (su coche).
Excelentemente escrito a veces parece un libro de viajes, otras una crónica socio-política y en ocasiones sorprende por sus momentos poéticos. Las voces de » los del interior» retumban en mis oídos mucho después de haberlo leído. Eso creo que es un acierto en el libro: retirar su voz para que la de los otros tenga más presencia. Poblado de personajes excentricos, poderosos, mal nacidos, buena gente, pobres, buscavidas, y más que nada héroes y heroínas que sobreviven como pueden, las plantaciones de «soja» asoman como una protagonista más a lo largo de su camino. A veces se nota la ironía del autor, otras el tono descreído o de mala leche y la pregunta eterna ¿Qué hago yo aquí?, que el mismo viaje le va contestando.Por debajo de todo ello me parece escuchar su profunda querencia por ese país «tan rico»y sin remedio, pero en el que nos podemos ver reflejados perfectamente nosotros. Me parece un libro necesario. Publicado en Argentina en 2006 llega a nuestro país ahora en el 2014 de la mano de la editorial Mal paso.
Un último apunte. El olor de su papel es de los que coloca. Buena lectura.