«¿Vinader delincuente? Los delincuentes eran Fuerza Nueva y la judicatura española», responde el periodista Xavier Montanyá a Josep Bou, candidato del PP a la alcaldía de Barcelona. Reproducimos en castellano la respuesta de Montanyá en vilaweb.cat.
El candidato del PP a la alcaldía de Barcelona, Josep Bou, ha sido relacionado con Fuerza Nueva durante la transición, según el periodista Jordi Borràs, que se basa en documentación del archivo Vinader. Como respuesta, Bou, en el programa de TV3 ‘FAQS’, tachó de delincuente al periodista Xavier Vinader (muerto en 2015) para tratar de desacreditar las informaciones que lo relacionan con el partido que dio más mano de obra a la violencia parapolicial fascista, conectada con los cuerpos y fuerzas de seguridad, que pretendían la involución después de la muerte del dictador.
Delincuente, Vinader? ¿Delincuente, el periodista de investigación que más valientemente descubrió y denunció las tramas de extrema derecha y el terrorismo parapolicial de la transición? ¿Delincuente, uno de los profesionales que lo arriesgó todo, hasta el punto de ser el primer periodista exiliado y preso de la democracia española por haber hecho bien su trabajo y haber defendido el frágil sistema democrático entonces?
No, Vinader continúa ganando batallas después de haber muerto. Sería impropio rebajarse a rebatir insultos que sólo descalifican a quien los perboca. Ya sabemos la canción. Es la de siempre. Vinader se la sabía mejor que nadie. Fuerza Nueva y su entorno, en conexión con los grupos terroristas parapoliciales españoles, no sólo lo insultaron y amenazaron de muerte. Sufrió dos atentados. El primero, con una bomba en casa sus padres en Sabadell, en 1975. Y el segundo, en su piso de Barcelona en 1979, reivindicado por un fantasmal Batallón Catalano-español, capitaneado por el mercenario francés Jean-Pierre Chérid , viejo colaborador de la policía franquista y uno de los primeros asesinos a sueldo de los GAL.
A Vinader no le enviaron ningún aprendiz. A Jean-Pierre Chérid se le relaciona también con los crímenes de Montejurra, el asesinato del dirigente de ETA José Miguel Beñarán Ordeñana, ‘Argala’, y las principales acciones del Batallón Vasco Español. Murió destrozado en 1984, cuando le estalló la bomba que manipulaba y pretendía poner contra dirigentes de ETA en Biarritz.
Xavier Vinader fue uno de los objetivos de los primeros GAL, que infructuosamente intentaron secuestrarlo y matarlo. Él podía haber sido una de las veintisiete víctimas mortales de los GAL por haber denunciado los orígenes del grupo. Ya lo explicamos a fondo en el documental Xavier Vinader, periodista. Contra la guerra sucia .
Los delincuentes eran en Fuerza Nueva ya la judicatura española
Sí conviene subrayar hoy que estos atentados contra él no fueron nunca investigados por la policía ni la judicatura. Como tampoco se investigaron más las tramas criminales impunes de la extrema derecha parapolicial en el País Vasco que él destapó y denunció públicamente.
En aquellos años, los delincuentes policiales y de extrema derecha, entre los que se contaban numerosos elementos de Fuerza Nueva, tenían barra libre. La policía y la justicia los amparaban. Buena parte de la judicatura era de extrema derecha. La policía franquista continuó actuando en democracia, y la cúpula judicial de la dictadura, el TOP (Tribunal de Orden Público), se mantuvo intacto después de la muerte de Franco, transformándose, y travistiéndose, en la Audiencia Nacional española .
Cambiaron los nombres y el uniforme para que continuaran actuando. La democracia, gracias a la ley de amnistía, no les inhabilitó ni exigió responsabilidades por sus actuaciones al servicio de la dictadura militar-falangista-opusdeísta. El estado español permaneció intacto. Y no debemos olvidar que toda la trama se mantuvo gracias a los pactos inmodélicos entre franquistas y antifranquistas.
Las cúpulas dirigentes de España, incluidas las pérgolas colaterales, como la de la iglesia nacionalcatólica o la banca, sobrevivieron impune y alegremente a la muerte del dictador. Como muy bien se evidencia hoy, por ejemplo, en casos como el de los benedictinos del Valle de los Caídos. Y en la actitud de muchos jueces.
El juez Ricardo Varón Cobos, un caso definitivo de la trama
Uno de los ejemplos más claros de la supervivencia del largo brazo justiciero y ejecutor del franquismo en la transición es el del juez ultraderechista Ricardo Varón Cobos, titular del juzgado de instrucción número 1 de Madrid desde 1979 a 1986. El caso Yolanda González y el caso Xavier Vinader, entre otros más, pasaron por sus manos. Su actuación en ambas instrucciones le delata, y define nítidamente la conexión delictiva que había entre la extrema derecha y la judicatura.
Un inciso. Puede ser anecdótico, pero no es casual. Los insultos a Xavier Vinader coinciden con el hecho de que haya sido destruida cuatro veces en dos meses la placa de un parque de Madrid que conmemora la memoria de la joven Yolanda González, que el 1 de febrero de 1980, con diecinueve años, fue asesinada por militantes de Fuerza Nueva.
El crimen de Yolanda González fue reivindicado bajo la bandera de conveniencia del Batallón Vasco Español, pero los autores del crimen, juzgados y condenados, eran militantes de Fuerza Nueva. Lo cuento todo en detalle en el libro El caso Vinader. El periodismo contra la guerra sucia (Pórtico), recientemente editado en castellano por la editorial Hincapié.
Emilio Hellín, Ignacio Abad, José Ricardo Prieto Prieto y Félix Pérez Ajero, eran, respectivamente, jefe de Seguridad, jefe de Núcleo, secretario y subjefe de distrito de Fuerza Nueva. También estuvo implicado el agente de la policía española Juan Carlos Rodas y David Martínez Loza, presunto instigador de la operación, ex-guardia civil, ningún estatal de Seguridad del partido, y persona muy cercana a Blas Piñar.
Fuerza Nueva, a pesar de reconocer la militancia de los implicados, dijo que no se podía ‘hacer responsable de la presunta acción personal por parte de sus afiliados ni tampoco instigadora de un hecho absolutamente ajeno a su acción política, reprobable a todos los efectos ‘. El abogado defensor de Martínez Loza fue el yerno de Blas Piñar, Fernando Muñoz.
La investigación policial descubrió un considerable arsenal de armas y explosivos escondidos en varios pisos francos de Madrid, además de documentación falsa, un factor importante para conocer la infraestructura y capacidad de fuego de las mal llamadas ‘guerrillas incontroladas’.
Pues bien, sin embargo, la intervención del juez instructor fue absolutamente partidista.
Varón Cobos no procesó a Martínez Loza, jefe de seguridad de FN, a pesar de la ascendencia como superior jerárquico y los vínculos personales que tenía con los autores materiales del crimen, que, además, en el procesamiento lo habían señalado como instigador del secuestro y asesinato de la chica. Sin embargo, un año después, la Audiencia española, en contra del criterio de Varón Cobos, lo rectificó a procesar al dirigente ultra por inducción a la coacción y por omisión de comunicar a la autoridad la comisión de un delito contra la vida.
‘Como no me pudieron matar, me condenaron a la muerte civil’
Por el contrario, un mes más tarde, el 20 de marzo de 1980, el juez Varón Cobos no dudó a la hora de ordenar la búsqueda y captura de Xavier Vinader y Francisco Ros Frutos por inducción al asesinato ‘, y decretar ‘prisión provisional incondicional incomunicada’. Ordenó a la policía que lo detuviera y lo pusiera a disposición del juzgado para el ingreso en prisión, sin que hubiera relación de causa-efecto entre ellos y dos asesinatos de ETA en Barakaldo: Jesús García y Alfredo Ramos.
Xavier Vinader había publicado tres reportajes de investigación en Interviú denunciando, con nombres y apellidos, el funcionamiento y la estructura de las tramas parapoliciales en el País Vasco. Más tarde, ETA mató a dos conocidos ultras de Barakaldo, cuyos nombres aparecían en los reportajes, junto con veinte o treinta nombres más de personas, depósitos de armas y lugares de encuentro.
Ricardo Varón Cobos acusó Vinader y al policía confidente Ros Frutos de colaboración con banda armada y de inducción al asesinato, como si ETA decidiera sus acciones después de leer la prensa.
Antes de decretar el ingreso en prisión, el juez comentó a Vinader: ‘Mire, no lo tome mal. No es nada personal. Pasa que usted se ha convertido en el exponente de una determinada manera de hacer periodismo que va llegando demasiado lejos. Y hemos de dar un escarmiento. ‘ En el fondo, quería decir: como hace tan bien su trabajo en defensa de los derechos y las libertades democráticas, lo retiramos de la circulación y le castigamos para dar ejemplo a todos los que quieran seguir este camino.
Xavier Vinader denunció el embrión del terrorismo de estado en la democracia. Por ello sufrió exilio y prisión. Quince años más tarde, la justicia y la historia le dieron la razón.
Pero vale decir, y subrayar en rojo, algo que dice bien poco de esta sociedad. Después, Vinader fue sufriendo una marginalización progresiva como profesional de los medios de comunicación. En España y en Cataluña. Aquí, salvo la revista Tiempo de la época de Asunción Maresma, donde Vinader dirigió un equipo de investigación, y otras colaboraciones esporádicas, el pujolismo, con todos sus tentáculos autoritarios en el país y los medios, prefirió tenerlo de maestro de policías que de periodistas en el día a día del oficio en las redacciones. ‘Como no me pudieron matar’, decía, ‘me condenaron a una muerte civil’.
El escándalo Bardellino, el estallido de la corrupción de Varón Cobos
Ricardo Varón Cobos también tomó decisiones judiciales en favor de otros elementos destacados de la extrema derecha como Ricardo Sáenz de Ynestrillas.
En 1984, el juez ultra fue procesado por prevaricación y separado de la carrera judicial al haber facilitado la fuga del capo de la Camorra, Antonio Bardellino, decretando irregularmente su libertad bajo fianza. Sin embargo, en 1988, retomó posesión del cargo y, a la vez, cobró los quince millones de pesetas que había dejado de percibir durante su suspensión.