Antes de firmar aquel papel ocre miró al infinito sumiéndose en un misterio otoñal que se colaba trémulo por la ventana medio abierta. Los árboles agitaban sus brazos como condenados en un paredón. La escena se le antojó incrédula e inhóspita. Con pulso irregular, firmó: «al corriente».
gatos blancos,gatos negros,
lo importante
es que cazen ratones.
Lunes, 17 de octubre de 1983. Dos refugiados vascos de nombres José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala desaprecieron en territorio vasco francés cercano a la frontera entre España y Francia. Trece días antes había sido secuestrado por ETA(pm) el capitán de farmacia Alberto Martín Barrios.
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lo importante
es que cazen ratones.
Martes 18 de octubre de 1983. El inspector Gutiérrez Argüelles y tres miembros de los grupos especiales de la Guardia Civil intentaron secuestar en la ciudad francesa de Bayona a José María Larretxea Goñi, dirigente de ETA. Los policías españoles se abalanzaron sobre la moto que conducía Larretxea. Un gendarme francés, testigo de los hechos, procedió a la detención de los cuatro españoles.
La noticia de la detención de los policías españoles llegó en unas horas a las portadas de periódicos y noticieros de España. El ministro del interior, José Barrionuevo, y el portavoz del gobierno, Eduardo Sotillos, explicaron al país con un rubor otoñal que los policías españoles habían colisionado con la motocicleta de Larretxea por un capricho del azar. Del mismo sinistro azar de las horas siguientes en las que aparecería el cuerpo sin vida del capitán de farmacia Alberto Martín Barrios. El secuestro de los jóvenes Lasa y Zabala fue el primer acto del fantasmagórico grupo terrorista GAL, tras el que se encontraba el propio estado presidido por el gabinete socialista de Felipe González Márquez. A diferencia de varios de sus ministros y altos cargos, el hoy reconocido y otoñal patriarca no ha respondido por ninguno de los numerosos crímenes del GAL. Un documento elaborado por la CIA y publicado censurado en la prensa española en los últimos días pone al patriarca otoñal al calor abrasador e imprudente del pasado. Ese pasado vuelve con intención aviesa – por qué ahora? – pero su ignonimia es sin duda auténtica.
«Felipe González ha acordado la creación de un grupo de mercenarios para combatir fuera de la ley a terroristas». Comienza así el documento de la CIA con fecha de 19 de enero de 1984.
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lo importante
es que cazen ratones.
El gobierno compuesto por ministros del PSOE, partido que todo lo debe al patriarca González Márquez, y por miembros de Unidas Podemos, partido que llamó tiempo atrás al hoy su socio rehén criminal por los rastros del GAL, ahora cierra filas ante la inoportunidad. «No toca», se repite desde los corrillos y pasillos institucionales. Tanto la cámara del Parlamento como la del Senado han rechazado la solictud que partidos minoritarios registraron para crear una comisión que esclareciera las responsabilidades del GAL.
El primer periodista que trató de esclarecer la violencia «descontrolada» vinculada a los gobiernos tardofranquistas en España fue Xavier Vinader. Xavier Montanyá en su libro Xavier Vinader. El periodismo contra la guerra sucia publicado por Hincapié, describe la azarosa labor de investigación que Vinader hizo de la violencia ultra primero y de las organizaciones terroristas paragubernamentales que después serían el germen del GAL, nacido en plena democracia en España. Treinta y seis años después de los primeros crímenes del GAL, el presidente Sánchez alaba hoy la labor que el patriarca Felipe González Márquez hizo en la España de los años 80. El Estado fue lo primero, y hoy es más fuerte e omnipresente que entonces.
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